"Durante unos cuantos años quedaba y me encontraba con él cada día de nuestra fiesta grande a las siete de la mañana para que me entregara los cohetes del chupinazo del encierro."
José Luis Bolaños nos ha dejado con el frío otoñal cuando, tal vez, la nostalgia acecha nuestros sentimientos. El final del verano, el cambio de estación… Aún quedaban rescoldos de recuerdos que se iban difuminando, de las grandes Fiestas de agosto. Entre ellos se encontraba un presagio no halagüeño por su estado de salud, por su ausencia durante el último periplo festivo.
J.L. Bolaños en el centro. A la derecha Pedromari, autor de esta nota de homenaje |
Durante unos cuantos años quedaba y me encontraba con él cada día de nuestra fiesta grande a las siete de la mañana para que me entregara los cohetes del chupinazo del encierro. Comentábamos cómo había ido la noche. Le preocupaba sobremanera la deriva de Sanse hacia algunos derroteros ruidosos, de horarios excesivos, de un nuevo entorno que nos podía y puede hacer perder la identidad primigenia del sabor de nuestras fiestas. Menos mal que siempre queda el encierro como buque insignia.
Este año 2012 ya no le vi cada mañana del encierro. Es muy duro escribir esto, las letras no dejan ver la emoción de mis ojos ni mi temblor de los dedos al teclear estas palabras…
Encuentros
A lo largo del calendario de muchos años me he encontrado con José Luis en infinidad de ocasiones: en la Oficina de Festejos, en la Feria, en la Navidad, en el Belén, en la Cabalgata, en el Cartero Real, en los Corrales de Suelta, en el encierro, en los ciclos de Peque-Fiestas, en una exposición en el Ayuntamiento, en un concierto… He quedado con él, hemos hablado por teléfono o nos hemos enviado correo electrónico y en todos esos procesos le he visto resolviendo situaciones de la estructura festiva. Siempre nos ha demostrado su habilidad de responder –“respons-habilidad”- antes las dificultades múltiples de una labor compleja e inmensa. Estaba en los prolegómenos de los actos, durante su desarrollo y en las acciones posteriores. Y sin darle importancia a su labor, sin darse importancia…
Hace pocos días comenté en Facebook que muchos le hemos dicho en vida, sin adulaciones y con reconocimiento sincero, frases como "eres una gran persona", "qué excelente profesional", "qué buena gente"... También le hemos comentado “eres demasiado realista, a veces un poco pesimista…”. Resultaba obvio que podíamos hablar. Podemos añadir sobre él una relación inmensa de calificaciones, prácticamente siempre positivas y merecidas que, estoy seguro, salen de nuestros corazones.
El chupinazo del día 31 de agosto fue dedicado a él y a su familia. Ahora, sirvan estas sencillas notas y esa foto adjunta en los que aparecemos ambos como afectuoso homenaje. El mismo día de escribir estas letras me he encontrado casualmente con su hijo José Luis y ya le he dicho y le reitero a él y a toda la familia que BOLAÑOS siempre estará presente en Sanse y en nuestros corazones.
Un abrazo.
pedromaría rivera
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