Ganador: ‘’ETDLB’’ por Katixa Castellano Oyarzun.
2º clasificado: ‘‘Existe un lugar…’’ por Esther Imízcoz Campos.
3º clasificado: ‘‘24 orduko maitasuna’’ por Javier Sagardia Sarasa.
Resto de finalistas:
4º clasificado: ‘‘Una pequeña alpargata’’ por Blanca Ujué Goñi Allo.
5º clasificado: ‘‘Naroa y yo’’ por Felix Senis Diez.
6º clasificado: ‘‘El noveno número’’ por Javier Casado Mayayo.
7º clasificado: ‘‘Pure’’ por Carlos Remón Sanjuán.
8º clasificado: ‘‘Despierta, por favor’ por Laura Sanchez Godoy.
9º clasificado: ‘‘Disimulo’’ por Marialuz Vicondoa Álvarez.
10º clasificado: ‘‘La pastilla de jabón’’ por Amaya Carro Alzueta.
4º clasificado: ‘‘Una pequeña alpargata’’ por Blanca Ujué Goñi Allo.
5º clasificado: ‘‘Naroa y yo’’ por Felix Senis Diez.
6º clasificado: ‘‘El noveno número’’ por Javier Casado Mayayo.
7º clasificado: ‘‘Pure’’ por Carlos Remón Sanjuán.
8º clasificado: ‘‘Despierta, por favor’ por Laura Sanchez Godoy.
9º clasificado: ‘‘Disimulo’’ por Marialuz Vicondoa Álvarez.
10º clasificado: ‘‘La pastilla de jabón’’ por Amaya Carro Alzueta.
!Enhorabuena a todos ellos, así como al resto de participantes en este VIIº Certamen¡¡
Durante la ceremonia de anuncio de los premios se ha hecho la lectura en voz alta de 10 relatos a cargo de otras diez personas relacionadas con las fiestas.
Primer Premio de la VIIª edición 2015:
Para el tío Fermín. ETDLB, de Katixa Castellano Oyarzun
Ella estaba de niñera en la casa que hace esquina con Mercaderes. Se asomaba a la ventana como un clavo, sin faltar un día, por eso él empezaba al final de Santo Domingo y al acabarse la plaza se retiraba. Jamás eligió otro sitio diferente. En sus ratos libres de albañil, esa semana de julio, y durante cuarenta años, paseaba con boina verde dentro de la Plaza de Toros. Con el tiempo vinieron los hijos, cinco, y la nena, una; y con ellos la vida corriendo con ese galopar que casi nunca notamos en la nuca. Hasta que un día ella se fue a esperarle desde una ventana más alta. Demasiado alta.
Cuando el abuelo Paco tenía ochenta y dos años su hijo Miguel Ángel, preocupado de que siguiese con la costumbre, le preguntó:
Oye, papá, no estarás corriendo el Encierro, ¿no?
¿Yo?, no, el Encierro, no. Sólo el trocico de la Baltasara.
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